Cabo Verde: El país africano en el medio del Atlántico

Cabo Verde

Después de estar mas de 1 año trabajando en Australia, llegaba la hora de empezar a planear la vuelta. No sabíamos la gran aventura que nos esperaba. No pensabamos en África, y menos en Cabo Verde. No sabíamos ni a donde queríamos ir, ni como, ni si íbamos a viajar todos juntos o por separado, o quien diría, miti y miti. Ni siquiera sabíamos con cuanta plata llegaríamos, pero si algo teníamos claro era que había que volver. Tarde o temprano, había que volver. Queríamos volver.


Si no nos alcanzaba, había que empezar a buscar opciones de voluntariados para darle un respiro a la billetera. El Plan B empezaba a correr a la par. Cuidar renos en Noruega, arreglar barcos en Fiji, y hasta construir una casa en Costa Rica. Esa era nuestra realidad. No había razón para descartar ninguna opción.  Si ese era el Plan B, obviamente el Plan A sería evitar todo tipo de trabajo, ya sea remunerado o voluntario. Por ende, la idea era tratar de que las monedas lleguen hasta principios de Noviembre, donde la vuelta a casa era un hecho. Y en esto de buscar y buscar, de delirar un poco, de perderte en ilusiones y sueños que parecen tan lejanos, no se como aparecimos en una página de cruceros. «Faaaa, mira este: El 6 de Noviembre de Venecia a Buenos Aires. ¿Te imaginás?». Si soñar es gratis, quien nos quitaría el sueño.

Trans-Atlántico de Venecia a Buenos Aires
Trans-Atlántico de Venecia a Buenos Aires

Ese mismo 6 de Noviembre estábamos embarcando al MSC Orquesta que nos dejaría en nuestro querido Puerto de Buenos Aires. 22 días arriba del gigante, cruzando primero el Mediterráneo, y después el gran Océano Atlántico, parando por Italia, Malta, España, Marruecos, Cabo Verde y Brasil. Y esa ante última parada en Mindelo era sin duda la que mas nos atraía.

Unos 1.000 km separaban las costas de Senegal con el Archipiélago Volcánico de Cabo Verde, que consta de unas 10 islas grandes y unas 5 pequeñas. Nuestro Transatlántico tenía como destino el Puerto de Mindelo, así que sin mucha información bajábamos en la Isla de San Vicente, en la parte norte del país.

Caminar por su centrito histórico es una belleza, y por momentos pareciera que caminamos por Brasil. No solo por su forma de ser, sino que su idioma nos recuerda a cada momento que fueron colonia portuguesa y un centro de trata de esclavos. Pero lo mejor de Cabo Verde es sin duda su playa.

Cabo Verde
Cabo Verde

En ningún momento esperábamos encontrarnos con nada similar a lo que teníamos frente a nuestros ojos. La Praia da Laginha es una completa locura, y no tiene nada que ver a las demás playas de la isla. Una arena muy pero muy fina nos invitaba a caminarla de punta a punta. Los barcos anclados en la bahía, algunas pocas casas a lo alto de las montañas y un color de agua que hablaba por si solo. Que linda parada MSC.

Cabo Verde
Cabo Verde

Una playa con agua turquesa nos fascinaba cada vez mas. Para la izquierda teníamos el puerto y para la derecha las colinas y la Punta Joao Ribeiro. Y claro, nosotros elegimos sentarnos en las reposeras del único parador que hay, el grandioso Kalimba Beach Club. Hecho todo de madera y con palapas alrededor considerábamos que era el lugar apropiado para pasar el resto de nuestra estadía en Cabo Verde.

Kalimba Beach Club
Kalimba Beach Club

Hoy en día Cabo Verde es considerada la nación mas democrática del Continente Africano. Probablemente nunca hayan escuchado de este país, pero creo que sin duda sus playas deben ser de las mejores del continente junto con la de las islas del este de África como Madagascar, Tanzania y Mauritius. Si sos de los que les gustan estas islas remotas con tremendas playas, no dejes de leer el artículo de Samoa.

Author: Ramiro Cristofaro

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