Cuando pensamos en países exportadores de vino, lo mas probable es que los primeros que se nos vengan a la cabeza sean Francia, Estados Unidos, Italia, Argentina o Sudáfrica. Ahora bien, ¿alguno hubiese considerado a Moldavia en esta lista de preciados países? Bueno, háganle un huequito porque no sólo forma parte de esta lista sino que también cuenta con dos de las mejores bodegas del mundo. Por un lado tenemos a Milestii Mici, la bodega más grande del mundo que se encuentra ubicada a aproximadamente 30km al sur de Chisináu, la capital de Moldavia, mientras que a 17km al norte vamos a poder encontrar la mágica Bodega de Cricova de la cuál les voy a contar.
¿Cómo es la visita a la Bodega Cricova?
Lo primero que tenemos que saber es cómo llegar, y si bien hay excursiones que incluyen el traslado desde el hotel, nosotros optamos por ir en Uber y resulta ser una opción rápida y económica. Lo segundo que necesitamos saber es cuánto cuesta visitar la bodega, y si bien hay muchísimas opciones con diferentes precios, una visita de una hora y media con degustación de 3 vinos cuesta aproximadamente 22 euros. ¿Ahora ya podemos entrar? Claro que sí, y ni bien lleguemos lo primero que vamos a notar es que hay montado un tremendo escenario para shows. ¿Habremos llegado en una fecha especial? Lamentablemente la respuesta fue NO, pero vale la pena averiguar las fechas en las que hay eventos, ya que este lugar suele albergar grandes eventos como casamientos y obviamente al Festival del Vino.
Después de distraernos un rato en la entrada llega el momento más esperado, recorrer el interior de la bodega. Subimos a bordo de unos vehículos eléctricos que nos van a meter de lleno en la ciudad subterránea de Cricova, la cual tiene nada más ni nada menos que 120km de túneles que tienen la hermosa función de albergar muchísimos litros de vino. ¿Cuántos litros aproximadamente? Más de 30 millones de litros de vino. ¿No estaría nada mal perderse ahí unos días no? ¿A qué profundidad máxima llegan estos túneles? A aproximadamente unos 100 metros bajo tierra.
La cuestión es que estos túneles de piedra caliza datan del Siglo XV ya que el lugar solía ser una mina de piedra caliza extraída para construir la capital del país. Este lugar tiene la gran ventaja de que mantiene la temperatura (12 grados) y la húmedad estable durante todo el año (97-98%). Eso sí, lleven abrigo que adentro se van a morir de frío. Como toda ciudad con tráfico, estos túneles tienen señales de tránsito cómo semáforos y sus calles tienen nombre, que en este caso vienen dados por el tipo de uva que llevan los vinos que albergan. ¿Se imaginan ir por la Calle «Sauvignon» y doblar en «Cabernet»? Bueno, vayan acostumbrándose. En sus comienzos la visita a la bodega era solo accesible para el personal de trabajo o para altos cargos de funcionarios públicos, pero como pueden ver, actualmente permite el acceso a turistas o a amantes del buen vino.
La visita arranca parando en un «cine» donde mientras degustamos una primer copa de vino nos cuentan la historia del lugar. El cine se encuentra a una profundidad de 80 metros y tiene una capacidad para 40 personas, y a pocos metros de la entrada vamos a encontrar un sin fin de enormes barriles que parecen no tener fondo.
Se dice que la botella más antigua que hay en este lugar es la famosa «Easter Jerusalem«, la única de las 400 botellas que sobrevivió desde el año 1902. Grandes personalidades y figuras a nivel tienen nichos reservados para albergar sus vinos en esta bodega, como por ejemplo la Canciller Alemana Angela Merkel y el Presidente Ruso Vladimir Putin. De hecho, el presidente ruso festejó su cumpleaños de 50 nada más ni nada menos que en la Bodega Cricova. Después nos van a llevar a una sala donde guardan los vinos espumosos de Cricova, uno de los más reconocidos de la bodega. En este lugar llama la atención el hecho de que los vinos se conservan en un posición inclinada.
También vamos a recorrer algunos pasillos de esta interminable red de túneles, y es imposible no sorprenderse con la cantidad de botellas que tenemos a nuestro alrededor. Los vinos se albergan en nichos que se encuentran llenos de botellas perfectamente colocadas, algunas están en un estado impecable y otras tienen tela araña, supongo que estarán algo añejadas.
Pero a mi criterio, lo mejor de toda la visita son sus salas de degustación. Después de pasar por la capilla subterránea nos fuimos metiendo poco a poco en todas y en cada una de las salas de cata. Son exactamente 5 salas que combinan estilos completamente diferentes y poseen una decoración de lujo. ¿Vamos a conocerlas?
Vamos a empezar visitando la «Sala Europea«, donde se destacan sus ventanales con imágenes de la producción de vino a lo largo de las cuatro estaciones del año. También pasaremos por la «Sala Presidencial» destinada más que nada a eventos de alto nivel así como por la «Sala de la Chimenea«, en la cual como su nombre indica, lo que se destaca es la chimenea central que le da un toque de calidez a todo el salón.
Después pasaremos por la «Sala del Fondo del Mar» que simboliza las profundidades del mar que se encontraba en este lugar hace aproximadamente 12 millones de años. Está decorada con peceras y adornos marinos. Por último visitamos la «Sala Grande» que representa una casa de campo tradicional Moldava. Es acá donde se llevó a cabo nuestra degustación, la cual consistió en 3 copas de vino (un espumoso, un blanco y un tinto) acompañado por unos frutos secos y una variedad de quesos. Creo que ahora podemos ir a dormir tranquilos.
Obviamente no podemos ir a Moldavia y visitar únicamente las bodegas. Si bien resulta una gran tentación, no dejen de visitar Chisináu, la capital del país, y combinen este recorrido con algunos de los mejores destinos de Ucrania como lo son Kiev y Chernobil.