Fez fue para mi algo así como refrescar esa idea de empezar a ir entrando en África de a poco. Y lo digo desde todo punto de vista. No solo por esas lindas ganas de meterme en el medio del continente, pero sino porque me parece que desde lo turístico es considerara una puerta de entrada a África. No te choca tanto como me imagino que puede ocurrir en otros países de la zona y es a su vez probablemente uno de los tantos puntos fuertes de la región. Y la verdad que se siente seguro. Obviamente es mucho mejor cuando estas en grupo, pero tampoco te atosigan tanto como dicen que ocurre en Marrackech.
De todas formas, a mí había algo puntual que me atraía. Un determinado lugar me volaba la cabeza. Las Curtidurías. ¿Saben lo que son?
Las curtidurías son increíbles, y resulta casi imposible que lo que ocurre ahi no te llame la atención. Pueden ser sus colores, o tal vez sus olores. Tal vez por su proceso de producción, o por la calidad de vida de la gente que trabaja ahí. Pero algo te va a generar. Trabajar en las curtidurías es uno de los oficios mas antiguos del lugar. Sus tradiciones quedan expuestas y es un llamado a la fotografía.
El proceso para trabajar las pieles es de locos. Se despelleja al animal, se lavan las pieles (que pueden ser de dromedarios, camellos cabras y más) y se las coloca en las primeras fosas claras. Acá hay una mezcla que complica y mucho al olfato. Un tanto de excremento se mezcla con cal y cenizas y hacen todo un escándalo. A la menta le suena el timbre, y sale a acompañar nuestras narices en un momento complicado.
Y mientras tanto, los artesanos frotan y frotan. Las sacan de las piletas mas claras para pasarlas a las mas oscuras. De acá va a depender el tratamiento que se le quiera dar a la piel, tanto su suavidad como su color.
Después lo único que quedaría pendiente es el proceso de secado, y créanme que es el mas fácil de entender. Las pieles cuelgan de todos lados y los tejados aprovechan para venderse como un socio temporal. En esos 30 minutos que viste y entendiste todo eso, te transportaste a otras épocas, a otros tiempos. Les recomiendo la Curtiduría Chouwara, la mejor y mas grande de las 4 que juegan de local dentro de la Medina.
Caminar por la Medina es todo una odisea, hay que buscar constantemente referencias que mas tarde vas a confundir con otras referencias y si. Vas a estar nuevamente perdido. Para eso un nombre a recordar es Bab Bab Jeloud, la Puerta Azul. Es reconocida como la puerta de acceso mas linda de la Medina. Y si bien para mi no tiene tanta mas belleza que las otras puertas de la muralla, es la mas conocida y tiene algo diferente. Varios restaurantes con mesitas sobre la calle eligieron este lugar para hacerlo un poquito mas atractivo. Y se come rico. Les recomiendo que ni bien entren a la medina por esa puerta tomen la primera paralela de la izquierda. Van a ver cosas típicas del lugar, y probablemente muchas de ellas nos van a hacer mucho ruido.
La carne cuelga y las moscas aprovechan. La energía no consume. Claro, la heladera esta lejos de la carne. A las gallinas te las matan adelante de tus ojos. Las desnucan, las degollan, las desangran, las pelan y te las entregan. Los aromas abundan. También lo hacen los pequeños puestos de comida local. Los de esa calle son increíbles.
Aprovechen que si siguen por ahí van a encontrar los tours mucho mas barato que online o en los hostels. Pasar el día en Chefchouen o Meknes puede ser una buena opción. Lo nuestro es un fin de semana así que plantamos bandera acá. Pero que mejor que moverte por la medina al menos por un rato con un guía. Por los pasadizos éramos como el tren bala. Ibamos y veníamos. Nos contaba todo.
Visitar las cooperativas es una experiencia diferente. Son 10 minutos para que aprendas de algún nicho de mercado. Tal vez de telas o tal vez de aceites. Hay mucho para elegir, pero aprender de estos temas es increíble. Aprendés de procesos, de tiempos y de costos. Aprendés de costumbres.
Ver como tejen y a la velocidad que lo hacen es un tanto hipnótico. El producto final va tomando forma. Las chalinas, mantas y cubrecamas van quedando lindas. Algunas tardan alrededor de 3 días. Y los aceites son fascinante. Que bien huelen. De jazmín, coco o de lo que quieras.
Pero si lo tuyo son las construcciones imponentes, no tardes mucho en llegar al Palacio Real de Fez. Es enorme. Imagínense lo importante que es este Palacio que una vez construido se tuvo que armar una segunda medina a sus alrededores para poder satisfacer todas sus necesidades. Así surgió Fez el-Jdid.
La puerta de entrada del Palacio es fascinante. Sus puertas de bronce combinan con el rojo de las banderas y el verde de su puerta. Y sí, sacale una foto.
Lo mejor de todo de esta visita es que va de la mano con el Mellah o Barrio Judío que rodea este Palacio, por lo cual caminarlo se torna en una fuerte sugerencia. Sus típicos balcones exteriores enrejados les van a quitar la duda. Si, están en el barrio. Llegaron. Caminen por la Rue Mellah, su calle principal. Es sin duda una de las zonas mas interesantes.
Y cuando pensás que ya tenés suficiente, te das cuenta que no. ¿Y si vamos a comer caracoles a la Plaza R’cif? Esto no fue planeado, pero después de perdernos por un buen rato en la Medina, salimos y lo primero que vimos fue este restaurante callejero. Si ese laberinto ya nos había ganado por completo, con quien nos íbamos a agrandar. Esos caracoles ya tenían el knock out bajo la manga. No tardamos mas de 1 minuto en estar sentados ante esta nueva experiencia.
Siempre que pruebes algo bien loco, ese instante va a perdurar en tu cabeza mas tiempo que lo demás. Estaba estirando mis recuerdos de Fez dentro de mi cabeza. Le pedimos solo 4 así probábamos uno cada uno. Con eso sobraba, pero no. Claro, la porción mínima eran como 10 caracoles. Ya estábamos casi tirados en la lona. Que vengan los 10. La textura gomosa se escurre entre los dientes y se siente raro. El gusto no te mata, pero la sensación te hace la psicológica y el estómago se revuelve. Listo por favor!
Hay lugares en los que a veces te podes dar el gusto de tener experiencias locales. Así como podés alojarte en casas de familia en La Habana, o en Igloos en Finlandia, los Riads en Marrueco son lo más típico. Pequeños edificios de unos pocos pisos con un patio interior. Que bueno cuando dormís en un lugar que te gusta, que te parece lindo. Ya arrancás contento desde tempranito, desde el desayuno. Esta es la sala de estar del Riad del Funky Fez. Una maravilla.
Perderte en la Medina es algo inevitable. Proponételo como algo que vas a querer hacer, así lo disfrutás. Porque pasar va a pasar. Y es mejor que te agarre con tiempo. Los marroquíes no se por que razón siempre te quieren despistar. Me parece que es para enchufarte el taxi, porque pasa y mucho. Obviamente seguimos y seguimos y después de unas horas salimos.
Pero adentro si que se disfruta. La gente, los colores, las madrassas y las mulas se mezclan en esas calles tan angostas. Y vos no la podes creer. Que distintos somos. Algunas partes son techadas y algunas otras al aire libre, pero ahí adentro vas a encontrar de todo. Si podés hacerlo con guía en algún momento, no dudes en hacerlo también. Hay mucho detalle que solo los locales saben.
Y que mejor para tomar un respiro de tanta Medina que refugiarse en alguna terraza. Un poco de aire fresco entre tanto encierro no viene mal. Y te digo que si tienen buen ojo, van a encontrar algunos pocos lugares que se dan el lujo de vender alguna que otra cervecita. Y ahí es donde hay que estar rápido. Preguntar, subir, tomar y disfrutar. Las vistas a lo lejos de Borj Nord y las Marinid Tombs son fantásticas.
En fin, Marruecos es todo una experiencia. Recuerden no dejarse guiar por locales en la calle, a menos que quieran darle plata. Probar algo sin comprarlo es casi una ofensa, y sacarle fotos a la gente sin pedirle permiso también. Se van a despertar tempranito con el primero de los 5 llamados a la oración, así que ese puede ser un buen momento para salir a comprar un desayuno. De todos modos, a mí me parecía muy temprano para salir de abajo de la frazada. Y recuerden, prueben todos y cada uno de los platos típicos. La rompen. Desde los Tajines a la B’stilla y el Cuscús.
Pueden escuchar el Episodio 4 de nuestro Podcast en Spotify donde hablamos de Fez en profundidad. Si les gusta ir a lugares bien típicos dentro del continente africano y tener una experiencia bien distinta, les recomiendo que lean el artículo de «Templos de Luxor en Globo Aerostático».