Es normal que lo primero que se nos venga a la cabeza cuando hablamos de Alemania sea alguna de sus grandes ciudades como una tal Berlin, Munich, Hamburgo o Frankfurt, entre otras. Pero Alemania es mucho mas que eso, y gran parte de su belleza radica no solo en su historia sino también en sus inigualables paisajes donde predomina la naturaleza. Lagos, montañas, centros de ski, cascadas, geysers y más. De hecho, si somos parte de este grupo de viajeros a los cuales les gusta viajar a rincones no tan turísticos con entornos naturales únicos, Konigsee sea probablemente uno de los destinos al que deberían ir.
¿Qué es Konigsee y dónde queda?
Lo primero que tenemos que saber es que Konigsee es básicamente un lago, también conocido como «El Lago del Rey«, y que se encuentra ubicado en el extremo sudeste de Alemania, muy cerca de la frontera con Austria. Si vamos desde Munich tenemos 1:45 hs mientras que si vamos desde Salzburgo deberíamos tardar poco menos de 40 minutos.
Ojo, si alquilan auto en Alemania tengan en cuenta que la ruta mas corta para llegar al lago pasa por Austria, y ni bien crucen la frontera austríaca tienen que registrar la patente para que no los multen. Hay un control policial en la siguiente salida donde te controlan que efectivamente hayan pagado el toll, así que aunque entren a Austria por unos pocos kilómetros, acuérdense de hacer esto porque sino los 10 euros que deberían pagar se transforman rápidamente en 120 euros a pagar de manera inmediata y vamos a arrancar el día con mas bronca de lo que nos merecemos.
¿Por qué visitar Konigsee?
Konigsee es sin duda el lago más lindo de Bavaria, y me animo a decir que uno de los más pintorescos de todo el país. De hecho, tiene una buena reputación ya que sus aguas verde esmeralda vienen acompañadas de un curriculum que lo sitúa como uno de los lagos mas limpios de todo el país. Tal vez, el hecho de que se encuentre dentro del Parque Nacional de Berchtesgaden, el único parque nacional en los Alpes Alemanes, ayude a mantenerlo en estas condiciones.
¿Cuándo ir?
A decir verdad, el paisaje es tan pero tan lindo que vale la pena ir tanto en verano como en invierno. Obviamente lo mejor del verano es que vamos a poder darnos un baño en el lago o en la piscina natural (si es que la encuentran) y vernos hasta las uñas del pie, pero el paisaje nevado de invierno también tiene lo suyo. Tengan en cuenta que al estar rodeado de altísimas montañas el paisaje es de lo mas parecido a un fiordo, pero no lo es.
¿Qué hacer en Konigsee?
Desde mi punto de vista, lo mas atractivo es el extremo norte del Lago, donde se encuentra el pueblo de Konigsee. Desde el estacionamiento al pueblo no vamos a tener más de 5 minutos a pie, recorrido que tal vez nos haga cruzar el hermoso puente de madera que nos mete de lleno en el pueblo. El lugar es super caminable, muy pero muy pequeño y con una calle principal que baja directamente hacia el muelle.
El recorrido a pie es una completa locura, tenemos varios patios cerveceros al mas estilo aleman, hoteles con balcones privilegiados y varios lugares de comida, entre los que se destacan los que venden crepes y el Bratwurst, la famosa salchicha alemana. Por otro lado, hay varios miradores que apuntan directamente hacia en «Nido del Águila«, un regalo que le hizo el Partido Nacional Socialista a Adolf Hitler por su cumpleaños número 50 y que se ha convertido en un lugar muy turístico de la región.
El otro recorrido que no nos podemos perder es el que bordea el lago, precisamente la costa noreste donde vamos a toparnos galpones de madera hasta llegar al Café Malerwinkel. Se trata de un cafe al que accedemos luego de caminar unos pocos minutos montaña arriba y dónde debido a su altura nos vamos a beneficiar de unas vistas panorámicas realmente fascinantes. Se lo conoce como «La Esquina del Pintor«, ya que este fue el punto elegido por varios pintores para recrear este mítico lago.
Por otra parte, una de las actividades estrella es tomar alguno de los 18 barcos que hoy en día navegan por el lado, y bajar en alguna de sus paradas. Todos los botes son obviamente eléctricos, no vaya a ser que atenten contra la fama de «limpio» que tiene el Konigsee. En cuanto a las paradas, el barco suele parar en St Bartholoma y Salet, donde vamos a encontrarnos con la hermosa Capilla de San Bartolomé. El ritual clásico es que el capitán pare los motores y haga sonar su trompeta para que podamos oír como fiel testigos el ruido del eco que generan los acantilados que rodean el lago. Si optan por bajarse en Salet, no duden en dirigirse hacia el Lago de Obersee, un tanto escondido pero que realmente vale la pena.
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